lunes, 30 de noviembre de 2009

Queen Bacall


Leyó una de las muchas vidas de Sylvia Plath y se sintió bastante contenta de haberse perdido gran parte de aquello, pero cuando leyó las memorias de Lauren Bacall no pudo evitar tener la sensación que la señora Bacall había pegado un bocado a la vida mucho mejor que no el suyo, y se sintió ligeramente sorprendida cuando se dio cuenta que la envidiaba por esa razón.


Y a todo esto, resulta que Lauren Bacall también fue coronada…

-¿Y usted se veía guapa?

-Yo nunca pensé en esos términos. En serio, no es algo que me preocupara, no me miraba al espejo y pensaba en mi belleza. Otra cosa era cuando actuaba, entonces sí que quería salir guapa, pero en mi familia aprendí a que una persona tiene que tener otro tipo de virtudes.

-Y eso que usted fue Miss Greenwich Village con dieciocho años…

-Ah, sí, jajaja, me acuerdo de lo nerviosa que estaba. Yo siempre estaba nerviosa, siempre insegura, ya te digo, lo de mujer experimentada fue una invención del cine.*


*Elvira Lindo. La risa de Lauren Bacall.


martes, 24 de noviembre de 2009

La reina opsímata

Jean Genet
Ivy Compton-Burnett
Nancy Mitford
J. R. Ackerley
Anita Brookner
Ian McEwan
John Cowper Powys
Dylan Thomas
Jan Morris
Francis Kilvert
Virginia Wolf
Charles Dickens
Vikram Seth
Sylvia Plath
Lauren Bacall
Henry James
William Makepeace Thackeray
George Elliot
Charlotte y Emily Brönte
William Ewart Gladstone
Thomas Hardy
Jean de Brunhoff
John Betjeman
Philip Larkin
Marcel Proust
Alice Munro
Rose Tremain
Kazuo Ishiguro
Philip Roth
Mary Renault
Denton Welch
Christopher Isherwood
Honoré de Balzac
Fiódor Dostoyevski
Jane Austen
Lord David Cecil
Godfrey Harold Hardy
Tristram Shandy
William Shakespeare
Jonathan Swift
E.M. Forster
Oscar Wilde
Emily Dickinson y Anthony Trollope.
Opsímata: aquel que aprende cuando tiene una edad avanzada.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hay que leer más


The Queen
(Stephen Frears, 2006) es, desde el cine, otra aproximación a la figura de Isabel II. En la película, la reina - interpretada por la oscarizada Hellen Mirren - en ningún momento muestra el mínimo indicio de tener una gran pasión por la lectura, aparte de la correspondencia y los periódicos.

- Vamos chicos, que hoy me llevo El semental de Jackie Collins

Como en Una lectora nada común, no sabemos exactamente hasta qué punto acertaron Frears y luego Bennett en el verdadero carácter de la reina de Inglaterra. Serán todo suposiciones entonces, pero... ¿cabe preguntarse lo decisivo que podría haber sido en su vida el haber leído más? A la vista están los diferentes desenlaces de ficción. En la película, donde ELLA NO LEE, se encierra en Buckingham Palace y el Castillo de Balmoral, aferrada, testaruda y orgullosa, a su condición de soberana sobrehumana, sometida a las presiones externas del gobierno de Tony Blair y los medios de comunicación que piden un gesto de afecto al pueblo que se manifiesta en masa por un funeral de rango real para Lady Di. En la novela, ELLA SÍ LEE y algo pasa... pero hasta aquí podemos leer, para no desvelar nada. Sólo diremos: reyes y reinas, lean por favor, lean...

- Norman, sospecho que el duque esta celoso...

(Fotografias: http://www.thequeenmovie.co.uk/)

jueves, 5 de noviembre de 2009

God Save the Sartén


Este mes en La Sartén Littéraire,
la novela escogida es muy corta…
para tener tiempo de leerla y también de escribir.
Atención fogones, el tema: un cuento de navidad.


Sobre Una lectora nada común:

Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.

Sobre Alan Bennett :

Alan Bennett es autor de muchas y celebradas obras teatrales como "Habeas Corpus", "Forty One Years On", "Kafka's Dick" o "The Madness of George III" (adaptada después al cine), guiones cinematográficos como Prick Up Your Ears (basado en la vida de Joe Orton), y piezas televisivas, en especial "Talking Heads" y "An Englishman Abroad", que lo han convertido en uno de los autores británicos más queridos. Asimismo es muy apreciado como actor. Empezó a escribir en prosa hace solo unos diez años.

Fuente: Anagrama

martes, 3 de noviembre de 2009

Sartén castañera en can Cumbres


James, Henry.
Otra vuelta de tuerca.
Barcelona: DeBolsillo, 2009.
(Random House Mondadori).
208 p.
ISBN: 9788499081168.
7,95 €.

No estábamos todos los que somos pero en esta nueva cita recuperamos felizmente a K., de vuelta de su viaje transatlántico. El domingo pasado La Sartén Littéraire se reunió sentados todos bien juntos en torno a una mesa redonda, que era el marco ideal para invocar la presencia de los espíritus de Jessel y Quint, pero no hizo falta. Aunque la tarde de luna llena acompañaba y de fondo oíamos los aullidos lejanos de un perro que no estaba invitado… nada de juntar las manos, sacar la ouija y girar bocabajo uno de los vasitos para el moscatel que la anfitriona Samedimanche había comprado. Sólo empezar la tertulia quedó bien claro: Otra vuelta de tuerca no nos pareció una novela de fantasmas. Fantasmas al uso, claro, porque la narradora, esa joven institutriz sin nombre (ni hombre, que buena falta le hacía), tan avispada ella, algo nos cuenta que dice ver… Pero en esa lujosa mansión no hay más que corriente de aire que apague las velas, ondee cortinas y cierre las puertas. Sí, todo es producto de su calenturrienta imaginación puritana. Ella está totalmente loca-por-un-beso-tuyo del tío parrandero (¿gay?) de los huerfanitos y todo lo que nos hace creer que ha pasado (sexo duro y sexo enfermo, entre otras perversiones varias), pues puede que sea cierto o puede que no. Aquí está la grandeza de Henry James, esa ambigüedad en el planteamiento y en el desenlace, que puede llegar a fastidiar, pero que, a la postre, resulta ser lo más interesante, como apuntó Yosoyjulian.

Como Malena no deja insertar su vídeo Loca,
para verlo pinchen aquí.

Los fantasmas son sólo una excusa para hablar de muchos temas que en su época no se atrevían a tratar a calzón quitado. Un corte radical con la tradición gótica, dijo Samedimanche. Y eternamente moderno: en Otra vuelta de tuerca, el autor se suelta a través de la protagonista con un increíble (y atormentado) monólogo interior, tiempo antes que llegara Joyce con su Ulises. Un texto breve pero lleno de párrafos largos que trenzan el misterio, primero lentamente, después en crescendo hacia el final. Con un uso de subordinadas que seguramente harían temblar a los traductores, apuntó Mme. Clouseau, que a ello se dedica y lo leyó en su versión original en inglés.

Señoras y señores, con ustedes,
¡¡¡¡¡el Theremin!!!!!
La banda sonora de una velada sin igual:
UuuuuiiiiiiiiuuuuaaaaaiiiiiiiiiUuuuaaaaaaiiiiiiii….
(solo de boca a cargo de la anfitriona...)

C. y K. se mostraron muy interesadas por el capítulo introductorio que presenta la historia y que, como explicó Samedimanche, es muy típico de las novela del siglo XIX. Fue general que ningún personaje cayera bien en particular: el tío rico pasando de todo, la institutriz loca de atar, los niños repelentes de tan dulces y monicos, el ama de llaves (tan Sancho Panza) a lo suyo haciendo la vista gorda y oídos sordos… al final, y a raíz de algunos comentarios de la misma señora Gross, los dos que lo debían pasar mejor en esa casa debían ser Jessel y Quint, que les quiten lo bailado a los muertos, eso sí, si el toqueteo sólo fue entre ellos.

Y qué decir de la película. The Innocents nos pareció una adaptación perfecta. Mantiene la misma ambigüedad y fuerza de la novela aportando lo mejor del buen cine. Guionazo de Truman Capote y excelente pulso el de Jack Clayton, el director. Fascinante desde los títulos de crédito, con esa tétrica canción sobre fondo negro hasta que aparecen las letras de la 20th Century Fox. Detallista y valiente en aportaciones nuevas: ese beso en la boca de Miles a Miss Giddens (aquí la institutriz sí tiene nombre, pero sigue sin hombre). Con unas interpretaciones magistrales, encabezadas por la gran Debora Kerr (que puestos a buscar otras candidatas, se nombró a Jane Fontaine, pero nada, demasiado panoli… O a la gran Hedi Lamarr actriz y científica, pero demasiado salada, Lamarr salada… la Kerr le dió al personaje el vinagre que requería), unos niños en estado de gracia y la presencia fugaz pero ¡¡¡terrorífica!!! de los fantasmas: que mal rollo Quint en la torre (¿fálica?) o tras el cristal, como Jessel en el lago (¿agua=sexo?)…

Mención especial también para la adaptación española, la de Eloy de la Iglesia… con sus limitaciones pero muy digna, dijeron los que la vieron. Inevitable punto de vista el De la Iglesia, con Pedro Mari Sánchez de ex seminarista a cargo de los huerfanitos… ya pueden imaginar qué pulsiones sexuales quedaban encubiertas esta vez. Y un breve apunte para tratar lo mucho que influyeron la novela de James y la película de Clayton en Los Otros de Amenábar, una visión muy original que con una vuelta de tuerca final resolvía el enigma. No quedaba nada mal, pero era justo lo que Henry James sabiamente no hizo.

Y bueno, como suele pasar… después de unos brindis, pastel de calabaza, panellets y demás dulces, y otras copitas más… la cosa se empezó a caldear. Si la pobre institutriz hubiese estado presente, es posible que se hubiese tirado por la ventana (estábamos en un ático), que como final alternativo pues no estaría nada mal. Queda aquí apuntado para ese “Tuerca, el musical” tan imposible del que se habló, donde el tema principal sería, como no, el Loca (por un beso tuyo…). Porque a falta de la Kerr, pues Malena Gracia lo haría genial, como además de actriz es cantante… Completarían el surrealista elenco lo mejor del cine de los sesenta y setenta que hemos mamado: Alfonso del Real como Miles… Gracita Morales, Florinda Chico o Rafaela Aparicio para el ama de llaves… Terele Pávez (más salvaje) o Victoria Vera (más fina) como Jessel… Manolo Gómez Bur como Quint, el jardinero…


En fín, casi no hace falta decirlo, pero el libro esta vez nos gustó a todos los presentes. Si en el Más Allá y el Más Acá (de aquellos que no pudieron venir) no les parece así: ¡Manifiéstense!