viernes, 21 de diciembre de 2012

Itinerario geográfico-vital de Alice Munro





Esquemático itinerario geográfico-vital de Alice Munro, a la manera de Odio, Amistad, Noviazgo, Amor, Matrimonio [pero no he sabido dónde ubicar exactamente la palabra Odio]:

Nacimiento-Amistad-Noviazgo: Wingham, Ontario – Matrimonio-¿Odio?: Vancouver, British Columbia – Divorcio-¿Odio?: Victoria – Ontario  Segundo matrimonio-Amistad-Noviazgo: Clinton, Ontario y Comox, British Columbia.


                                         Clinton, Ontario
Wingham, Ohio

                 ¡Felices Fiestas para todos y Próspero Año Nuevo 2013!

                                  Nos vemos a la vuelta de vacaciones.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Gótico sureño de Ontario





Los referentes literarios norteamericanos de Alice Munro conforman el grueso del subgénero conocido como Gótico Sureño. Algunos rasgos que caracterizan esta corriente son la presentación de argumentos que contienen elementos extraños, sobre los que se crean historias que plasman la asfixia existencial de sus personajes, las convenciones sociales, el racismo y el puritanismo del sur de Estados Unidos.

En la zona de Canadá de la que procede Alice Munro –de expresión en lengua inglesa– existe también lo que se ha llamado el Gótico sureño de Ontario, otro subgénero en el que las historias se desarrollan tomando como elementos narrativos los factores sociales, religiosos, políticos y de raza, que configuran el estricto pragmatismo moral del sur rural de Ontario, como muy bien nos explica la Wikipedia. 

La crítica suele situar a Alice Munro en esta corriente, junto a otros escritores como Margaret Atwood, Robertson Davies –ya tratado en La Sartén Littéraire– y James Reani, entre otros. Si bien es cierto que algunas de las historias de Alice Munro contienen elementos grotescos, como en el Gótico Sureño, estos no llegan al nivel  de los escritores norteamericanos. 

El elemento que caracteriza y distingue las historias de Alice Munro nace de la profunda reflexión sobre la complejidad humana en el contexto del día a día. Y, en medio de esta complejidad, Alice Munro confronta a sus personajes a sus propios hábitos, a los que se encuentran arraigados y de los que es difícil escapar, siendo este el lugar de donde surge la tensión narrativa. Las historias de la autora de Ontario no muestran tampoco esa violencia soterrada que aparece en muchas de las historias creadas por Carson McCullers, Flannery O’Connor, etcétera. Por el contrario, Alice Munro construye una literatura aparentemente apacible. Una literatura de interiores, de domesticidades, donde la vida en su mínima expresión cobra todo el protagonismo. Su querencia por las historias cotidianas, compuestas por personajes con los que podríamos toparnos en cualquier pequeña ciudad o pueblo, bien podrían ser los hijos o los nietos de los personajes creados en el Gótico Sureño; con otras características generacionales, aunque procedentes del mismo gen.


           Web de la Oficina de Turismo de Ontario: Ontario Travel.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Los icebergs literarios de Alice Munro (y Ellos)



Y ahora vamos con algunos de ellos:

                                                      James Agee, 1937


James Agee (Knoxville, Tennessee, 27 de Noviembre  de 1909 – Nueva York, 16 de mayo 16 de 1955) fue un polifacético personaje de la cultura norteamericana de principios y mediados del siglo XX: escritor, poeta, periodista, crítico de cine, guionista…
Comenzó su carrera como periodista y en el verano de 1936, durante la Gran Depresión norteamericana, pasó ocho semanas junto al fotógrafo Walker Evans, documentando para la revista Fortune la vida cotidiana de algunas familias de aparceros de Alabama. Fortune no publicó el artículo, pero este se editaría más tarde en formato libro, con el título Elogiemos ahora a hombres famosos (1941), que incluye algunas de las fotografías más célebres del periodo conocido como la Gran depresión –junto a las que también realizara Dorothea Lange en otras partes del país– y que con los años se ha convertido en un libro referente del fotoperiodismo. James Agee escribió los guiones de La Reina de África (1951) y La noche del cazador (1955), entre otros, pero su experiencia en el cine se vio truncada por sus excesos con la bebida.

Publicada póstumamente, Una muerte en la familia (1957) –novela autobiográfica sobre la experiencia y los recuerdos que le supusieron la muerte de su padre–, le valió el Premio Pulitzer del año siguiente.

                                          Elogiemos ahora a hombres famosos
                                                       (Ed. Planeta, 2008)

                                         Familia de aparceros,
                                         Hale County, Alabama, 1935.
                                         Fotografía: Walker Evans


William Maxwell es conocido, sobre todo, como uno de los editores de la publicación The New Yorker, donde colaboró entre 1936 y 1975, aunque continuaría en relación con la revista hasta su muerte, en el año 2000. Allí editó a algunos de los escritores que marcaron el rumbo de la literatura norteamericana de mediados del siglo XX, como John Cheever, Richard Yates, John Updike, J.D. Salinger, Mary McCarthy o Eudora Welty, entre muchos otros. Su primera novela publicada fue Bright Center of Heaven (1934), a la que siguió They Came Like Swallows (1937), The Folded Leaf (1945), Time Will Darken It (1948) considerada una de sus mejores obras–, The Chateau (1961) y So Long, See You Tomorrow (1980). Es autor también de varios libros de relatos cortos, ensayo y literatura infantil.
Las historias de William Maxwell son maravillosos ejercicios narrativos donde las historias cotidianas –que se desarrollan en comunidades pequeñas y, a veces, asfixiantes– son analizadas como si la pupila del narrador fuera un microscopio. 



                                          William Maxwell
                                          Fotografía: Irving Penn.
 

En esta entrevista que le realizó The Paris Review, William Maxwell diserta sobre su trabajo como escritor.
 
En un homenaje póstumo a William Maxwell en el año 2000, en The New Yorker, Alice Munro expuso qué supuso para ella la experiencia de la lectura de So Long, See You Tomorrow, de Maxwell:
«Pensé: esa es la manera como debería haberse hecho. Pensé: si simplemente pudiera volver y escribir de nuevo cada pequeña cosa que he escrito».