jueves, 18 de septiembre de 2008

Joyce Glassman, una judía “tierna” según Gerald Nicosia:

[ Foto: Jerome Yulsman / Globe Photos ]


“ Jack se fue entonces al hotel Marlton. Luego le estafaron y con los únicos cinco dólares que le quedaban llamó a Allen. Allen le sugirió que llamara a una amiga e Gregory, Joyce Glassman. Joyce era una hermosa rubia, menuda, de veintiún años, que trabajaba en Farrars Strauss y estaba iniciando su propia carrera como novelista. Jack le pidió que se vieran en Howard Johnson’s. Ella le invitó a cenar, y lo llevó luego a su casa.

Joyce vio claramente desde el principio que Jack necesitaba a alguien que le cuidara e identificó inmediatamente las barreras que le separaban del matrimonio. Él le habló de su cariño a su madre, de la sensación de que moriría pronto ( enumerando los riesgos de la flebitis ), y de su aversión a traer hijos al mundo. En realidad hizo el número completo ( lo había perfeccionado con Helen, Carolyn y otras ) de delimitar su territorio privado. (...). Y dedicó gran atención al hecho de que Joyce no era su tipo: rubia, judía, “tierna”, etc. Ella no tubo más que verle bajar la calle caminando a grandes zancadas agarrando y soltando a la gente como palabras en una conversación casual para saber que nadie lo poseería nunca (...).

Aceptando el hecho de que no mantendrían una relación a largo plazo, ella era libre de disfrutar de la aventura de amarle y él era libre de dejarla ser su “Dulce éxtasis”. Si en el fondo de su corazón ella deseaba un futuro con él, no dijo nada que comprometiera la tierna, inocente y apasionada relación romántica a que él estaba dispuesto.

Era divertido recorrer Maniatan con Jack, visitar a gente interesante, ponerse a los pies de su inmensa memoria mientras recordaba anécdotas de los múltiples personajes de su pasado. Y era exótico tener un amante que estaba a punto de irse a Tánger y que regresaría para la publicación de su célebre novela picaresca. Puesto que ella no ponía condiciones para irse a la cama, él estaba dispuesto a ser su amigo fuera de la cama y acabaron siendo compañeros íntimos. Él siempre se interesó por lo que ella escribía y la animó. Sin embargo, dada su grandiosa ambivalencia, era igualmente capaz de cogerle hojas del manuscrito de la novela para escribir a sus amigos”.


Gerald Nicosia, Jack Kerouac.( Memoru Babe, trad. De Ángela Pérez)
Barcelona: Circe,1994.651 p.
ISB-N: 84-7765-092-6
Pp.: 485-486

3 comentarios:

La Abutrí de Getafe dijo...

Un gamberro beat insoportable!!!.

Toronto dijo...

"Sin embargo, dada su grandiosa ambivalencia, era igualmente capaz de cogerle hojas del manuscrito de la novela para escribir a sus amigos”. Qué bueno! Igual Joyce se dió cuenta, pero claro, molaba tanto ser la íntima de Kerouac... Esta última frase de Nicosia aclara tanto las cosas! Genial para tener otro punto de vista al de Joyce... y también, Abutrí, comparto su opinión, él debía ser un conveniencias de mucho cuidado!

La Araña Tecla dijo...

Vengaaaaaaa...que es que nos pilla mayores, pero con 17 años Kerouc nos hubiese fascinado.
Si que era un egoísta enmadrado, condescendiente y malcriado ("Un gran necio/ Un estúpido engreído" ) pero se ganó su sitio en la mitología literaria...a los que si que no soporto es a los seguidores atontolináos...¡Un poquito de criterio! ¡¡Y una ducha!!