Continuemos. Invisible nos gustó por mayoría absoluta, pero de maneras distintas, sin mucho aspaviento general. Sus personajes se encontraron altamente esteriotipados, rozando lo infantil y lo risible: el malo es malísimo, el bueno buenísimo, la francesita misteriosa de no-intentes- comprenderme-que-soy-muy-complicada, el escritor de éxito tan competente y comprensible él, etc.. hasta la francesita tonta tontísima de irritable que cierra la historia (y que lee a Vilamatas...). Sin embargo, la novela funciona. Engancha, sus cambios de voz narrativa y giros de rumbo sorprendentes te arrastran, quieres saber qué va a pasar. Un interés que para algunos costó en arrancar, pero que después crece y no decae más. Y es que el Sr. Auster, coincidimos en opinar, escribe muy bien y se las sabe todas... El azar (Insonrible apuntó que al propio Auster le tocó una herencia que le permitió dedicarse a escribir), las casualidades, personajes que sufren cambios desafortunados, situaciones inesperadas... Invisible tiene todos los elementos habituales de Auster, pero según los presentes que más le han leído, no es su mejor novela, que a una por año, el hombre está imparable. Se apuntaron en la cima la Trilogía de Nueva York y Leviatán (aunque a Julián esta última no le gustó nada). A Kira y Samedimanche les gustó más Brooklyn Follies que Invisible.

Comentamos los escenarios, especialmente los de Nueva York y París, que a todos nos encantan. Los ambientes y el extenso catálogo de referencias culturetas (cine, literatura, música...), nada forzados, parecen lógicas entre personajes con estudios universitarios. A nadie le parecieron ni excesivas ni escandalosas las escenas de sexo, incluidas las incestuosas. Y Toronto (a lo intelectual de andar por casa) insistió con las dobles lecturas dantescas que desgrana Paul M. Dolan en este artículo. No era necesario para disfrutar igualmente de la novela, pero sí nos sirvió para entender mejor el final. Ese viaje a la isla es una bajada a los infiernos parecido al final de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.
Otra foto de cubierta: Alguien invisible les observa.
Auster, Paul. Invisible. Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Barcelona: Anagrama, 2010. (Panorama de narrativas). 288 p. ISBN:978-84-339-7522-5. 18 €
Auster, Paul. Invisible. Traducció d'Albert Nolla. Barcelona: Edicions 62, 2010. (El balancí; 626). 256 p. ISBN:9788429763638. 18 €.
En el apartado gastronómico, pesó más La France que los USA. Ensalada, quesos (aunque poco franceses, riquísimos los quesos holandeses del reciente viaje de Closeau por los Países Bajos), embutidos, patés... Pulpo, en homenaje a el pulpo Paul, pitoniso del mundial de fútbol y tocayo de Auster... que acertó! El plato fuerte et les plus française fue la deliciosa quiche de pollo, espinacas y queso que trajo Kira (con sonora felicitación por teléfono a M., la cocinera). Entre las bebidas, triunfó el tinto de verano y también el rosado de verano, fresquitos, fresquitos. Terminamos con helado (Contesa, ese clásico del domingo veraniego), pastelería fina, cafés con hielo y un espectacular té frío de piña colada con el que Samedimanche, anfitriona de lujo donde las haya, nos sorprendió a la altura de Paul Auster y su Invisible.
Y para estas vacaciones santillana en la sartén ... Insonrible escogió a Balzac.
1 comentario:
Très bien, Toronto. Como siempre, eres nuestro cronista indispensable. Preciso y sagaz.
Faltó la aportación de Raúl, como dices. Esperemos que al menos lea esto.
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