En un día gris,
yo prefiero una
casa
En un día gris, un mantel a cuadros blancos
Pa-pa-ra-pa
... cantaban Aventuras de Kirlian. Así que pícnic suspendido por la
lluvia, pero, mantel de cuadros incluido, la Sartén Littéraire se
celebró igualmente el domingo 28 de abril en chez Toronto, anfitrión (junto a
Beverly Sarrià...) de la velada. Acudieron a la cita, por orden de
llegada: Clouseau i La Abutrí de Getafe, Samedimanche, Insonrible,
LittleEmily, Julián y Raúl. Excusaron su ausencia: Alla (por culpa
de un catarro primaveral), Kira (allons enfants de la patrie) y B.
Powerful (andaba probando todos los masajes de un balneario).
Éxtasis del punto uniforme de la manta
(Foto flou gentileza de Buscadores de fantasmas)
En lugar seguro de Wallace Stegner
gustó a la minoría que alcanzó a leerlo a tiempo. De tres, solo
apasionó a uno, Toronto, que por eso lo había escogido. A
Samedimanche, que la encontró tristona, también le gustó,
destacando por encima de todo que está muy bien escrita. A Clouseau
le gustó, pero menos, se aburrió un poco, confesó, y también
coincidió con Samedimanche que algunos personaje cojean (por ejemplo
Sally Morgan, polio aparte...), están algo desdibujados. Quizás a
esta novela igual hay que echarle de comer aparte, sí. Ambientalismo
le llaman. Aparentemente no pasa mucho, igual algunos dirán que
nada... pero en realidad sí pasa, pasa la vida
(... pasa la vida pero sin Maria Teresa Campos, por favor!). No debe
ser nada fácil lograr escribir con tanta elegancia y sentimiento los
momentos cotidianos entorno a la amistad, el respeto y la
generosidad, inquebrantables a prueba de múltiples vicisitudes que
en ningún momento destacan por ser extraordinarias (en esta novela
no hay golpe de efecto alguno): los éxitos y fracasos laborales, los
hijos, las excursiones en verano, alguna situación tensa que nunca
llega a explotar (¡las bolsas de té!), la separación durante
muchos años sin prácticamente mantener contacto, el reencuentro.
Marca de Stegner es el conocimiento experto del mundo de los
profesores de universidad porque él lo fue. Clouseau señaló qué
poco ha cambiado todo en ese mundo, continúan igual las envidias,
enchufes, afán por publicar... En otro orden, no menos importante,
está la descripción del paisaje, algo que también borda Stegner y
el lector disfruta plenamente: queremos una casa en Vermont! Tuvimos
tiempo también para recordar algunos pasajes que más calaron por su
belleza, Toronto destacó por ejemplo el baño matinal de los Lang en
el río bajo la mirada pura, llena de admiración y cariño, rayando
lo idílico, de Larry, el narrador. Y no pasó nada desapercibida la
rica y elegante Charity Lang, el personaje más controvertido,
aparentemente esposa, madre y amiga perfecta si no fuese por ese
ansia en controlarlo todo incluso después de muerta.

No hubo concurso de portadas porque esta vez solo había una portada, muy bonita, como todas las de Libros del asteroide:
Stegner, Wallace.
En lugar seguro.
Traducción de Fernando González.
Barcelona: Libros del asteroide,
2008.
392 p.
ISBN: 978-84-936597-1-4.
21,95 €. (E-book 12,99 €).
¡Pasemos al menú!
No hay pícnic indoor
que se precie sin su mantel de cuadros (pa-pa-ra-pa) y para comer:
sandwiches (estos de salmón, buenísimos!), carne rebozada (Kira,
que lo sepas, es importante: ¡de pollo!), tortilla de patatas y
ensaladilla rusa. Bebimos cerveza, vino, coca-cola zero i agua. El
postre, un estupendo pastel de crema y chocolate de Pastelería
Clarita, fresas con helado de chocolate y los cafés.
El pollo de Toronto
(Foto gentileza de Mi extraña adicción)
Ellas y Beverly Sarrià
Para la próxima sartén, escogió
LittleEmily, quien nos propone una novela de tinte gótico de alto voltaje: Siempre hemos vivido en el castillo de
Shirley Jackson. Probaremos por segunda vez de hacer un pícnic al
aire libre y lo propio sería cerca de las ruinas de algún castillo... Esperemos que a finales de mayo el buen tiempo acompañe y que nadie traiga veneno en la cesta.