
20 de septiembre, último domingo del verano con una borrasca feroz cruzando Barcelona y que dejó un buen chaparrón sobre
Taxi!
Al Khamissi, Khaled.
Taxi.
Córdoba: Editorial Almuzara, 2009.
215 p. ISBN: 978-84-92573-29-5.
15€ .
Por unanimidad en La Sartén,
Taxi de Al Khamissi nos pareció flojo, flojísimo. Una columna de opinión de cualquier dominical multiplicada hasta el infinito... eso dijo
Maelstrom, la primera en pronunciarse, fue vía correo electrónico, ya que no pudo asistir a la velada a causa de un especimen especialmente virulento de resfriado que la tenía atada a la cama. Como a ella, a otros sarteneros les costó terminar el libro.
Insonrible y
Todos muertos por el lobo lo dejaron por imposible; R. ni del revés consiguió encontrarle el interés (tenemos pruebas gráficas, próximamente…).
Puro humo de Cleopatra…
(© http://www.cigarettes-collection.com/)
Pero empezaremos por las virtudes, que alguna sí le encontramos. La primera, el
efecto souvenir. Para B. i C. supuso recordar anécdotas de sus respectivos viajes a Egipto. Además, eran las únicas que habían subido a un taxi de El Cairo y revivieron aquellos momentos, como lo destartalado y sucio del vehículo, la difícil comunicación con el taxista e incluso el miedo que pasaron dentro del caos más famoso de la circulación mundial.
Otra virtud la podríamos llamar el
efecto Karakia. Como el programa de televisión sobre gastronomía del mundo, pero en lugar de la comida, Al Khamissi usa el taxista de excusa para dar a conocer la situación política, social, económica y cultural de El Cairo y, por extensión, de todo Egipto, en la actualidad. Un poco de crítica clara y algo moderada al gobierno de Mubarak, referencias al cine y la música más popular, incluso a una serie cómica de tv de gran éxito… el resultado es una fórmula perfecta para ser el
best-seller que ha sido ya en su país. Pero esa visión de El Cairo y sus gentes que consigue describir al detalle y con conocimiento, la sirve de manera cansina, por reiterativa sobre los mismos temas una y otra vez. Encima, con un tono que, como dijo
Insonrible, parece infantil, igual bajo la influencia de la literatura árabe tradicional más antigua, como de cuento, añadió
Clouseau. Y manipulando de manera poco hábil esa misma excusa del taxista para explicar realmente lo que a él, el narrador, le viene en gana… que no dudamos que no sea interesante, pero no siempre hacía falta coger otra vez un taxi.
Marisabidillo afrancesado busca taxi...
Jacques-Louis David
La coronacióndel Emperador Napoleon I y la coronación de la Emperatriz Joséphine en la catedral de Notre-Dame Cathedral, 2 de Diciembre de 1804.
1806 – 1807.
(©
Musée du Louvre)
No le encontramos apenas gracia a los numerosos chistes que aparecen y, de hecho, hasta el narrador nos cayó bastante gordo. Detectamos cierto aire de superioridad cultural irritante sobre sus compañeros de viaje, que, sumado a una mayoría de taxistas que aparecen refunfuñando, pues la verdad, son de aquellos personajes que no dan demasiadas ganas de conocer. A excepción del taxista nubio y el ángel negro que cierra el libro, ejemplos también de un tour de force de efectismo fácil. Historias en conjunto que no calan. Explica e informa de la miseria, de las injusticias, la discriminación de la mujer, etc. pero las historias en sí, se pierden fácilmente en el olvido… Ya lo decía Juliet Ashton mientras recopilaba información sobre Guernsey: "...una sucesión de anécdotas no hacen un libro".
Así que olvidemos y vayamos preparándonos para la intriga y el suspense…
Maelstrom escoge la nueva lectura sartenera:
Otra vuelta de tuerca de
Henry James. Y junto al libro, ¡novedad!, veremos la película
The Innocents (1961) o, como se conoció aquí,
Suspense, dirigida por
Jack Clayton.