Estoy escribiendo unos cuentos terribles bajo la influencia malsana de Bernhard. Os he dedicado uno a cada uno. Aquí están los tres primeros.
I. Julián
Nada más abrir los ojos supo que se había levantado heterosexual del todo, heterosexual como jamás se había sentido y, conteniendo la nausea que le producía el cuerpo que aún dormía a su lado, en la cama, se dio la primera ducha heterosexual de su vida y no supo qué ponerse porque todo le parecía demasiado extremado para ir a un funeral.
Nada más abrir los ojos supo que se había levantado heterosexual del todo, heterosexual como jamás se había sentido y, conteniendo la nausea que le producía el cuerpo que aún dormía a su lado, en la cama, se dio la primera ducha heterosexual de su vida y no supo qué ponerse porque todo le parecía demasiado extremado para ir a un funeral.
II. Belén
Con el cadáver número 16 decidió dejar de contar por primera vez en su vida, una vida asegurada por la exactitud del número, perfecta en su puntualidad rigurosa, aquella que la convertía en la persona más puntual de su universo, un universo que se descomponía ahora en un número indeterminado de cadáveres causados por una probabilidad infinitesimal de tener un accidente.
III. Encarna
Conseguir aquel manuscrito de Virginia Woolf le había costado amigos y familia y un amor que ahora corría con tan valiosa pieza bajo el brazo buscando el mejor postor por toda Austria.
2 comentarios:
Ahhhggg... ¡Dios mío! ¿quién eres? Ahora mismo me siento como Audrey Hepburn en "Sola en la oscuridad" y con la cara desencajada... Es que me has clavado y me ha llegado al alma. ¡Un cuento que es mío, mío...!. ¡Qué maravilloso regalo! ¡Gracias mil, dedos y mente misteriosos!
Propongo que sea un juego para descubrir en La Sartén del 23 de febrero.
Preciosa portada!!
Yo no la hubiese escogido mejor.
Dedos anónimos.
Publicar un comentario