jueves, 17 de mayo de 2012

Retrato de otra dama


New York, 1954.
(Fotografía  de Vivian Maier)

“La oportunidad [que le ofrece Nueva York], sin embargo, se verá mermada por la propia actitud de Eilis, que vivirá su aclimatación, sus estudios, su vivienda compartida, sus bailes parroquiales y su primer amor como si contemplara la existencia de otra persona. Una desgracia familiar, por fin, la obligará a regresar. Y el suceso, claro, la enfrentará a la decisión más importante de su vida. Una decisión grande para una vida pequeña. Un reto.

Los lectores que recuerden el jamesiano Retrato de una dama comprobarán enseguida que la Eilis de Brooklyn realiza el viaje inverso al efectuado por la Isabel Archer de James. No solamente porque una y otra crucen sus trayectos entre Europa y América, sino también porque la resolución y la herencia de Archer la empujarán a enfrentar la manipulación de su destino de forma opuesta a la de Eilis”.

Ricard Ruíz Garzón.
(Toda la reseña en: Desmontando a Henry. El Periódico, 29-9-2010)

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