viernes, 7 de diciembre de 2012

Pilares de la fe christiana.


Agatha Christie, a lo largo de su dilatada carrera de escritora, creó un complejo entramado de elementos narrativos que se entrecruzan entre sí dentro de una serie de escenarios delimitados por la  cómoda posición social de sus personajes o su intención de asegurársela.
Tres son los espacios básicos en la obra de Damme Agatha: la residencia familiar,  el lugar de retiro o de recreo turístico y la comunidad  apartada. Y los tres los encontramos en El asesinato de Roger Ackroyd: en King's Abbot , pequeña comunidad rural  que ha elegido Poirot para un doble retiro ( hace tiempo que se retiró de la policía belga y ahora se nos presenta retirado de la investigación, alejado de Londres) sólo hay dos casas de cierta importancia según el propio narrador de la historia, King's Paddock,  ( dejada por su difunto esposo a Mrs. Ferrars, el primer cadáver) y Fernly Park (propiedad de Roger Ackroyd, el segundo cadáver).
Además, otra característica christiana que encontramos en este relato, es que sus personajes son claramente ricos, encajados en un hueco disociado de la moral y de la producción, un hueco en el que fácilmente emerge la consideración del criminal como un "ser débil" a pesar de la aparente dureza que se esconde tras su capa evidente de crueldad, de frío cálculo y de ausencia de sentimiento de culpa o escrúpulos. Así justifica Flora su pequeño hurto:

"Deseaba tener cosas, ideaba planes para conseguirlas, mentía, engañaba, daba largas a los acreedores con la promesa de pagar...¡Oh!, me detesto cada vez que pienso en ello. Eso fue lo que nos unió a Ralph y a mí. ¡Éramos los dos tan débiles! Yo le comprendía, muy a pesar, porque en el fondo soy igual que él. No éramos lo bastante fuertes para resistir solos ninguno de los dos. Somos seres débiles, infelices y despreciables."




Pero algo si cambió en la presentación típica de sus obras a partir de El asesinato.... Ya desde sus inicios, Christie elimina el cientifismo holmesiano, dando un paso más allá de Holmes y Watson en la presentación de sus detectives (Poirot ya no es un hombre enjuto y atractivo, sino un "hombrecillo ridículo" - si Miss Marple es una solterona -detective, ¿no es Poirot un detective-solterona?-, bastante mayor que Holmes y mucho más amable y afectuoso, un refugiado belga (además de ajeno al escenario, siempre será un extranjero de confuso origen francófono). Hasta llegar a El asesinato de Roger Ackroyd (1926), momento a partir del cual en el género de misterio pierde presencia la figura del detective. Desde entonces, la estructura narrativa pasará por la introducción y prolegómenos del crimen, la descripción de esa especie de "guerra civil" familiar que constituyen el núcleo de estas novelas.

Aunque  si por algo se recuerda este libro es por su punto más espectacular, la culminación de la ocultación de pasiones y secretos subterráneos, a veces cercanos al crimen, pero otras alejados de él aunque igualmente inconfesables, desde el extremo criminal a cualquier otro, por mínimo que sea. De hecho, la ocultación es la forma que adopta el discurso del asesino, atravesado, además, por la crueldad y el sarcasmo, saltando de la ocultación a la mentira (tanto Miss Marple como Poirot, callan, ocultan, pero nunca mienten) de manera magistral. Pero, por favor, no confundamos la mentira del personaje con la del autor... leed con atención. Las pistas están ahí. Poned a funcionar las pequeñas células grises...


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