martes, 28 de mayo de 2013

Siempre hemos vivido en Harlem


  Residencia de los Collyer
   (ca. 1947)

Como las hermanas Merricat y Constance en su castillo, de los Blackwood de toda la vida...  Homer y Langley, los hermanos Collyer, siempre vivieron en su casa familiar del barrio de Harlem, Nueva York.


Los padres de Homer y Langley murieron a causa de la gripe española, dejando en herencia a sus dos únicos hijos, muy jovencitos, la mansión y el resto de la fortuna familiar,  lo que les permitió vivir sin tener que trabajar. Homer era ciego desde la adolescencia, Langley volvió muy tocado de combatir en la Primera Guerra Mundial. Con fama de excéntricos por las pintas dejadas que lucían, perseguidos por los periodistas locales y espiados por los vecinos, los hermanos terminaron atrincherados en la casa, solos, sin servicio, envejeciendo escondidos como dos fantasmas. Pero salían de vez en cuando, lo necesario para ir acumulando en la casa pilas y pilas de periódicos, revistas, libros y toda clase de  objetos (máquinas de escribir, armas, televisores, pianos, máquinas de coser, tapices, relojes...). Murieron el mes de marzo de 1947 y los encontraron semi-enterratdos entre toneladas de basura y rodeados de todos aquellos objetos, que poco después se subastarían, produciendo una gran expectación en la ciudad. Las impresionantes fotos del interior de la casa una vez entraron los bomberos y la policía, terminaron de dar cuerpo a la leyenda de los hermanos Collyer.



E.L. Doctorow noveló la historia de los Collyer en Homer y Langley (2010).

4 comentarios:

Pepa dijo...

Libro muy-muy-muy recomendable...
Sólo de pensar que tenían un Ford T en casa...me dan escalofríos!

Insonrible dijo...

¡Quiero leerlo! ¿Me lo pasa alguien cuando nos reunamos? Gracias.

Toronto dijo...

Lo tengo en català, si le va bien se lo traigo!

Insonrible dijo...

Sí. Moltes, gràcies, Toronto.