martes, 22 de diciembre de 2009

Una Sartén real, como la vida misma.


Lástima que volvió a pasar: no conseguimos reunirnos todos. Cambios laborales de última hora impidieron asistir a C. y R. Con lo bien que le hubiesen quedado las joyas de la corona a C. ¡Y con lo monárquico que es R.! ¡Qué disgusto! Y nuestra querida Abutrí, desde Getafe hace tiempo que le es imposible venir en cuerpo, que no en espíritu: ¡Viva la República!, la imaginamos gritando como una cibelina libertaria.

Una cita cercana a estas fechas tan señaladas, dónde además de leer el libro, tocaba traer un cuento de navidad de cosecha propia. Hicieron los deberes: Closeau, Insonrible, Samedimanche, Kira, Todos muertos por el Lobo y Toronto. Se aceptan rezagados.


Pero empecemos por el libro. Una lectora nada común gustó. La mayoría quedó contenta con este divertimento de ficción entorno a la figura de Isabel II de Inglaterra. Una comedia ligera. La única que discrepó fue Insonrible. Desde su isla robinsona, mostró cierta indignación por lo que consideró una obra de encargo destinada descaradamente a limpiar la imagen de la reina. A humanizarla, a disculparla de su manera de ser por la educación que ha recibido y el ambiente cerrado que la ha convertido en una marciana, por encima del bien y del mal. Valoración, la del encargo, que terminamos aceptando todos, aunque cuestionando si a la postre le acabó gustando o no a la reina el resultado. Así salió a colación el caso del famoso retrato que la misma Isabel II encargó a Lucian Freud y la cara desencajada que le debía quedar al ver aquello:

Lucian Freud
Queen Elisabeth II, 2001

Repasamos buena parte de los libros que aparecen (listados ya en un post anterior). Imposible nos pareció que devorase tanto en tan poco tiempo por muy opsímata que fuese la reina. Aunque con el duro trabajo que realiza y esas largas estancias en Balmoral, nadie se atrevió a decir que no parecía verosímil. Más que menos, algunos de los libros y autores citados los habíamos leído u oído nombrar, siendo Samedimanche, opsímata de nacimiento (sic) la que más. Porque ella lee y si quieren ser como ella, lean (entre otras cosas, claro). Y sobre la lectura, Kira destacó con agrado una frase, una guinda que Bennett coloca perfecta: “…las novelas no se leen en línea recta”. Esto dio pie a hablar de la cantidad de lectores de postín que circulan por el mundo. Por otra parte, entre otras fobias, coincidimos en cierto miedo/resquemor hacía Proust, aunque ahí Insonrible volvió a discrepar e incluso a anunciar que cuando le tocara escoger libro, la próxima vez recurriría a uno de los volúmenes de de En busca del tiempo perdido. Quizás el que habla de la famosa magdalena, recurso cansino éste para hablar de Proust, que parece ya un sobao. No como recordar again el momento antológico de nuestra querida Clouseau, metiendo ella una magdalena de enorme tamaño radioactivo en una minúscula taza de café…


Alan Bennett despertó interés. El Sr. Lobo (Yosoyjulián), siempre bien documentando, explicó que en el Reino Unido, Bennet es un personaje hiperactivo y muy popular. Recomendó las versiones cinematográficas de Los chicos de historia (obra de teatro que hace poco estaba en cartel en Barcelona, dirigida por Josep María Pou) y La locura del Rey Jorge (Nicholas Hytner, 1994). Nos explicó también que debemos a Bennett guiones tan esplendidos como el de Ábrete de orejas (Stephen Frears, 1987). Kira leyó La dama de la furgoneta antes de Una lectora… Por la veracidad de la sentida historia de la vagabunda que vivió delante de la casa de Bennett, le llegó y gustó más que la historia entorno la reina. Como dijo Samedimanche, la verdad en Una lectora… termina en el jardín de Buckingham paseando a los perros, a partir de ahí, cuando encuentra el bibliobús… todo es pura invención.

¡También hubo espacio para el papel couché! Pero en lugar de la familia real inglesa, el objetivo fue, como no (lo sentimos Abutrí): Belén Esteban y su operación. Pero duró poco… Más interesante nos parecieron las anécdotas de Yosoyjulián con la Infanta Cristina y Undargarin, clientes del cine dónde nuestro lobo hombre en el Eixample trabajaba de encargado. Por ejemplo, cuando doña Cristina salió a hacer un pis a media proyección con el correspondiente comentario: “Voy al servicio, ¿Te quedarás con mi cara, no? “ Momento digno de un Bennett patrio…

Y hasta aquí algunos apuntes de la velada. Apuntes que de bien seguro se pueden ampliar, completar o apelar... Antes de terminar y pasar a mostrar los cuentos de navidad… De momento pero, sólo un penúltimo apunte más. Es sobre el próximo libro: Por primera vez leeremos en La Sartén a una autora hispanoamericana. Kira escogió La Isla de la Pasión de Laura Restrepo.

2 comentarios:

Samedimanche dijo...

Maravillosa crónica para una tarde encantadora. Gracias, Toronto!! Por cierto, se me ha colado una ardilla por el buzón...

Insonrible dijo...

Como siempre, gracias Toronto. Es usted nuestro amanuense.