miércoles, 30 de mayo de 2012

Sapore di Guinness



Mientras se reunía La Sartén Littéraire, actividad indoor donde las haya, probablemente algún grupo de turistas irlandeses en camiseta de tirantes, minichorts y chanclas apuraban los últimos sorbos de cerveza y los rayos de sol de un fin de semana radiante en Barcelona, antes de volver a su país, resacosos y rojos como gambas en un vuelo de Ryanair. Ay, Eilis, como han cambiado los tiempos...


Por orden de llegada a la casa de B. Powerful, nuestra ilustre anfitriona, acudireron a la cita sartenera: Closeau, Toronto, Samedimanche, Insonrible, Raúl, Julían y Kira. Excusó su ausencia LittleEmily, convalesciente bajo los efectos del ibuprofeno por culpa de un costipado primaveral.

Tóibín, Colm.
Brooklyn.
Traducción de Ana Andrés Lleó.
Barcelona: Debolsillo, 2011.
320 p.
ISBN: 9788499890487. 
9, 95 €

Brooklyn de Colm Tóibín gustó, no por unanimidad, ni con el mismo entusiasmo por todos sus defensores, pero sí, gustó a la mayoría, empezando por Samedimanche y, por supuesto, por B. Powerful, que fue quien la escogió. Explicó porqué: antes de leerla, era una novela de aquellas que te persiguen y, cosa de las casualidades, se la fue a encontrar en su mesa de trabajo... Una vez leída, quedó muy sorprendida por el desenlace. Un tramo final que puede llegar a incomodar al lector, porque en su condición pasiva se queda con ganas de extrangular a esa protagonista tan pan sin sal que va navegando a la deriva en un mar de dudas.

Brooklyn despertó controversia en la sartén, pero diferenciamos entre tener manía a la protagonista y el juicio global de la novela. Algo parecido nos había pasado ya antes con Bandini en la sartén de Pregúntale al polvo, (¡Vaya tipo insufrible, el Bandini!). Pero no, que el protagonista caiga mal no tiene que significar que la novela sea mala. Aunque con Brooklyn no nos quedó tan claro, ni llegamos a un acuerdo, sobre si era la intención de Tóibín, o es que le quedó así: una historia desde la óptica de alguien que mira la vida pasar, cero en iniciativa y decisión, que tiene delante nada más y nada menos que todo un Nueva York por devorar y ni se inmuta. Y hablando del autor (al que Julián encontró un señor encantador en la entrevista), Kira apuntó dos defectos relacionados con él, respaldados también por Insonrible: Uno: se nota mucho como dirige la trama, su presencia constante entre líneas. Dos: pesa una óptica demasiado actual en la recreación de la época de los 50'. Se añadió que incluso pasajes muy bonitos como la vida cotidiana de la comunidad irlandesa católica de provincias peca de algo tópica, muy vista ya. O que tampoco aborda con el empaque de otras novelas similares la inmigración de los irlandeses e italianos que llegaban a Nueva York.

Lástima que Brenda Fricker esté algo mayor para el papel, 
porque, según Closeau, de joven habría dado una buena Eilis para la adaptación al cine de Brooklyn.

El personaje que más nos gustó fue la hermana de Eilis, Rose, esa chica independiente con un punto de misterio. Seguida del bueno de Tony, al que Closeau, responsable de la selección musical que sonó de fondo durante la velada (la mayoría grupos irlandeses: Waterboys, The Pogues, Enya... todo por cortesía de Spotify) , le dedicó el Sapore di Sale, por italiano y por el bonito episodio en la playa. A Toronto le sorprendió el padre Flood, por su faceta como proveedor de chicas jóvenes irlandesas, carne fresca, para aumentar la comunidad irlandesa en Brooklyn.


¡No se fíen de ese dedo! 
Ganó el concurso de portadas la de la editorial Lumen,  que es la primera de la izquierda y la más vintage!

Y no olvidamos recordar qué comimos, aunque esta vez olvidamos hacer las fotos! Aperitivos con cerveza irlandesa que trajo Closeau, ensalada de pasta a cargo de Toronto, guacamole de Insorible, vino y otras bebidas que trajeron Raúl y Julián... Pero el plato estrella de la velada fue sin duda el estofado de ternera con cerveza Guinness que se marcó Samedimanche: ¡¡¡Buenísimo!!! De postre, tarta de manzana casera que hizo Kira, acompañada de los cafés y licores para terminar, el broche final de nuestra anfitriona.

Para la próxima sartén, un nuevo viaje transoceánico! Kira propuso Cristóbal Nonato de Carlos Fuentes, así rendiremos homenaje al escritor recientemente fallecido, muchos descubriremos su obra y todos aprovecharemos para volver a gritar a pleno pulmón algo que nos encanta: ¡VIVA MÉXICO, CABRONES!

3 comentarios:

Closeau dijo...

Toronto, ¡Brenda hacía de madre de Christy Moore en "Mi Pie Izquierdo". Yo me refería a la actriz que hacía de su mujer. La Fricker podría ser la señora borde del ultramarinos, ¿no?

Toronto dijo...

Jajaja! Ya me parecía a mi muy mayor esta señora! Como no apunté el nombre! Bueno, pues nada: "con nata"!

Insonrible dijo...

Gracias, Toronto, como siempre, por esta estupenda crónica.
Sí, el problema de Brooklyn también es la crítica que ha tenido: alabanzas tópicas, como algunos pasajes de la novela.