sábado, 12 de marzo de 2011

Ojos de loco

Jean Louis André Théodore Géricault
The Madman,
c. 1822.

Quien conoce a los miembros de La Sartén Littéraire, sabe bien del gusto por el cuento gótico de algunos de ellos. Empezando por nuestra futura anfitriona de la presente edición, Samedimanche, quien escogió, antes de los Papeles póstumos del Club Pickwick, aquella Otra vuelta de tuerca entre fantasmas de Henry James, y es una gran admiradora de las obras de Edgar Allan Poe, Bram Stoker, H. P. Lovecraft o Mary Shelley, por citar cuatro de los grandes. O nuestro apasionado parlanchín Raúl, quien, de la mano del oscuro William Hope Hodgson, nos llevó hasta los terroríficos (y psicotrópicos) confines de la Tierra, pesadilla habitada por los inolvidables hombres cerdo. Es por esta razón que no podemos dejar de hacer una mención especial a una de las historias que Charles Dickens incluye entre las aventuras de Pickwick y sus amigos: el Manuscrito de un loco. Un cuento de terror perfecto, estremecedor, una rareza comparado con el tono de otras historias que el autor intercala en otros capítulos. Navegando por Internet, son numerosas la voces que coinciden en ver un precedente y una influencia directa sobre la obra de Poe. Además, en The Victorian Web, a parte de plantear qué pinta este cuento entre relatos humorísticos, pone la descripción del loco del cuento de Dickens al nivel de la representación de Bertha Mason en Jane Eyre de Charlotte Brontë. ¿No oyen los gritos desde el torreón? ¿Y los pelos? Como escarpias.

4 comentarios:

Samedimanche dijo...

No acercarse, que muerde!!
¿Hay algo más entrañable que el horror gótico?¡¡Y lo bien que va para los días de lluvia a base de mantita y té!!
Y, para ojos de loco, los del mismo Dickens...

Insonrible dijo...

¿Qué día la sartén va a freír su huevo?

Toronto dijo...

El libro es gordo como el mismo Pickwick... no sé cómo lo llevan, a mi me falta como un poco menos de la mitad! Alargamos el plazo o continua en finales de marzo?

Closeau dijo...

¡Finales de marzo es ya! Samedimanche, ¡"marifiéstese"!