martes, 18 de septiembre de 2012

Cristóbal Noleído


¡No la leyeron, cabrones!

Siguiendo con los juegos de palabras de los que hizo uso y abuso Carlos Fuentes en Cristóbal Nonato... empezaremos diciendo que en La sartén littéraire, Cristóbal fue Noleído. Sólo Kira, nuestra excelente anfitriona y Electora - parafraseando también a Fuentes - del libro en cuestión, sólo ella lo terminó enterito. El resto - ¡qué culones los cuates! - lo abandonó a las pocas páginas, alguno llegó hasta pasada la mitad y la mayoría, ayudados por los desalentadores comentarios de los primeros que empezaron a leerlo... ya ni siquiera lo abrieron! Así que esta edición de la sartén será recordada por la del libro chingón que se nos atragantó.
Pero eso no fue excusa para dejar de asistir a la rentrée sartencita de este curso. Casi la sartén en pleno: Samedimanche, Julián, Insonrible, Closeau, Raúl (se acababa de leer por su cuenta Bajo el volcán, otra manera de visitar México: desde la resaca perpetua), B. Powerful, Toronto y Kira, junto a dos anfitriones más de lujo en la embajada mexicana de la sartén, Melanie y Milo. Faltó LittleEmily (que confesó off the blog que tampoco lo había leído...) porque le tocó trabajar en festivo.  

¡Concurso de portadas!
El despropósito de portada moderna de Seix Barral (derecha) no lo puso difícil a la ganadora: la edición precolombina del Fondo de Cultura Económica (izquierda).


Llegados a este punto, aunque el libro diera más para un monólogo que para un debate, sí llegamos a algunas conclusiones. La primera que quizás no era la novela idónea para empezar con la obra de Fuentes, algo más sencillo y lineal, menos mastodóntico y experimental, igual nos habría ido mejor. Seguiría que, sin duda, es un libro interesante, un repaso bárbaro, y desde un punto de vista muy original, por la historia (pasado y también un futuro que hoy es ya presente) de México, pero explicada muy desde y para México, con multitud de referencias locales, expresiones mexicanas, nombres de poetas, políticos, lugares... que a diferencia de los libros locales que se hacen universales, éste desborda a los foráneos y buscar en sangoogle quién es quién requeriría un esfuerzo monumental, uno más que añadir al de abordar un texto ya por sí difícil de leer, por momentos hilarante y surrealista (pensamos en las memorias intrauterinas de Dalí, o en Buñuel, presente en la novela), aunque pagano, de tintes casi bíblicos, quijostesco (Kira apuntó que Fuentes era devoto de El Quijote y lo releía con frecuencia), con una concepción del espacio y el tiempo desordenado, argumentos desestructurados, lleno de imágenes simbólicas, poético, barroco, quizás excesivo. En otro orden más subjetivo todavía, está el sentido del humor, muy presente en cada juego de palabras (MarxDonald's, Atracapulco...) cargadito de escatología (llueve mierda, apágalo con un pedo...) y de un culto que ralla lo pedante (la culpa fue de Hegel...). Con todo, una declaración de amor a México, pero más irónica y mordaz que de bobo enamorado. Un homenaje muy sentido y doliente que le canta merecidamente las cuarenta a la colonización, denuncia la violencia, la corrupción, los desastres medioambientales... México, el país de hombres tristes y niños alegres.


Lo dudo, lo dudo, lo dudo, que tú llegues a leerme...
Música de fondo en sintonía con Cristóbal Nonato: boleros.

Y aunque no habláramos mucho del libro, no crean que no hablamos... eso es imposible en la sartén! Ni con la boca llena de nachos, palomitas y otros aperitivos, deliciosos tacos de pollo y ternera, nunca decayó la olla de grillos. De postre, estupendo el brazo de gitano (o persona de etnia gitana) de crema y riquísimos los bombones con especias mexicanas acompañando los cafés. Brindamos por la rentrée sartencita con piña colada, cerveza y vino: Viva la sartén! Viva México, cabrones!

Para la próxima reunión, Raúl propuso un autor chileno, catalán de adopción: leeremos los cuentos de Roberto Bolaño reunidos en Putas asesinas. No se corten y pídanlo en su biblioteca o librería favoritas!