lunes, 13 de junio de 2011

Loca, loca, loca...


Con un poco de retraso a lo habitual y mientras una buena parte del grupo sale de excursión littéraire marsiana por las cumbres de El Carmel... aquí llega la crónica de la última reunión.

Mediodía dominguero de sol tras las tormentas (en todos los sentidos: más de uno acudió con un buen resacón!), en el apartamento estudio 2 con vistas de Julián y con Raúl como insigne anfitrión, La Sartén Littéraire se reunió en pleno. Sí, esta vez estuvimos todos, en una velada que resultó muy especial desde las primeras llegadas a la cita, cuando, ¡sorpresa-sorpresa!: por la puerta entró nuestra sartencita en los madriles, La Abutrí de Getafe! Después de los abrazos, besos, achuchones y griterío (¡viva el griterío!), nos sentamos a comer.


Ganchitos, patatas y chips de yuca deliciosos... el aperitivo (muy gringo con Coca-cola, aunque los más despiertos ya tomaron vino) dio paso a un despliegue de manjares mex: nachos con queso fundido, fajitas de pollo, burritos de ternera, plátano frito... todo enderezado con salsas picantes, aromático cilantro y refrescante lechuga y tomate en la guarnición. Para beber, triunfaron las cervezas Coronita y Negra modelo. Más griterío alzando vítores: ¡Por nosotros! ¡Salud! ¡Viva México, cabrones!

Llegó entonces el momento del postre: un estupendo roscón de crema! Un cero muy dulzón, como la puntuación que la mayoría otorgó al Leonora de Elena... Ponchisloba? Ponchacova? No, Poniatowska! Con los cafés, se unió a la veladaLittleEmily (felices de ver que quien prueba una vez la sartén... repite!) y empezó la tertulia entorno a un libro que desató mucha controversia. Para Raúl y Samedimanche resultó un buen libro, el interesante y apasionante retrato de una mujer y una época dignas de novela. Pero para el resto... o a muerte contra él (Julián, Insonrible y Closeau), o encontrando una de cal y una de arena (Kira, LittleEmily Powerful y Toronto).

Poniatowska, Elena.
Leonora
Barcelona: Seix Barral, 2011.
512 pág. (Biblioteca Breve).
ISBN: 978-84-322-1403-5. 21,00 €

Coincidimos bastante en hacernos una idea de como debió ser Leonora: loca, loca, loca! (y el estribillo de Shakira se apoderó de la palabra “loca”). O mejor dicho, cómo debió ser para Poniatowska, que es muy diferente! A algunos les repateó esa imagen de rebelde, aventurera, rara (¡soy un caballo!) y artista bohemia, cuando tienes detrás a una mamá multimillonaria que te pasa un buen cheque mensual: la rebelde era la madre! Pero en general, no nos fiamos de la imagen que se nos da aquí de ella. De hecho, sólo pudimos contrastar que la Carrington fue siempre una señora muy discreta con tendencia a aislarse de su entorno, sea en Inglaterra, en los USA o el México donde terminó instalándose, bastante desinteresada al parecer por el idioma y sus gentes. Un ejemplo que nos aportó Kira, con conocimiento de mexicana: pasajes como la revuelta estudiantil del 68 que aparece en la novela, fue más vivido por Poniatowska y su entorno (la izquierda intelectual del país) que por la propia Leonora. Todo lo demás.... un poco folletinesco? Tópicos a capazos para explicar un material tan sensible y difícil como la vida de una artista.


Max Ernst
Le facteur cheval
(por el capítulo El cartero Cheval de Leonora)

De la recreación del entorno de las vanguardias artísticas (algo así como un Midnigth in Paris transoceánico), nos gustó especialmente que desmitifique a muchos personajes de los que por ahí desfilan. Así, Ersnt, Breton, Dalí, Miró, la Fini o Duchamp interactúan como autenticas mamarrachas... o el choque de coronas con Frida Kahlo, que desató un pequeño debate entorno al divismo y el ego de las musas, que apuntó Closeau. Y no entendemos cómo Carrington no se relacionó más con Luis Buñuel durante su exilio. Capítulos aparte para Remedios Varo, la amiga del alma y motor artístico de su etapa mexicana (Samedimanche encabezó el grupo de los que prefieren las pinturas de Varo a las de Carrington), o tambíen un aparte para la ricachona de Peggy, porque aunque en la novela pueda caer fatal (sobre todo a su protagonista)... todos quisiéramos ser Peggy Guggenheim!

Cargó que el estilo en algunas ocasiones quiera ser más surrealista que la misma obra de Leonora, pero, en conjunto, pocas cosas a objetar sobre la forma. Se lee muy bien. A los capítulos cortos se une un ritmo ágil que engancha (sólo se hizo algo pesado el trozo sobre la locura y el ingreso en el psiquiátrico de Cantabria...), mucho diálogo y algunas soluciones originales, como los arranques de capítulo a tres voces en los que Kira se fijó.

Pero dejemos ya Leonora, porque la tarde nos deparaba... una primicia mundial!!! Para la ocasión vino Mela , desde ya, una sartencita más y cámara oficial para eventos de lujo como el que celebramos: ni más ni menos que la presentación en La Sartén Littéraire de Cold Turkey, la novela de Insonrible.

Ante la cámara, Insonrible nos presentó su manuscrito e hizo entrega de varias copias para que los sartencitos seamos de los primeros en leerlo y darle nuestra opinión. El toque de salida lo dio Samedimanche leyendo en voz alta la primera página, momento debidamente registrado para la posteridad.

Y la estupenda tarde terminó en los sofás, con Insonrible y La Abutrí explicando entre risas las anécdotas agusinantes con su tía Francisca, o Raúl y Julián enzarzados en una discusión muy de Los Roper, total por cuatro platos por fregar. Momentos muy entrañables, algo surrealistas también!

3 comentarios:

Insonrible dijo...

¡Qué agudeza, Toronto!. No he parado de reir desde el principio de la crónica.Y sí, el momento Roper fue muy divertido. Ja, ja... Algunas crónicas superan en calidad a algunos libros en La Sartén.
Por cierto, la excursión ha estado muy bien. ¡Qué vistas desde el Turó! Y con las huellas de las chavolas del Carmel todavía allí... Impresionante.

Pepa dijo...

¿Alguien entiende la letra de Loca?
Gracias por la crónica, Torontito.
Yo ya he empezado Cold Turkey en mi nuevo ereader...

Toronto dijo...

¿Es en castellano o en inglés? ¿O en ninguna de las dos lenguas? ¡Es surrealista!, claro.