Bolaño, Roberto.
Putas asesinas.
Barcelona: Anagrama, 2005.
(Compactos Anagrama; 377). 225 p. ISBN 978-84-339-6808-1.
Domingo de cambio horario estacional y
bajada repentina de temperaturas... Nada mejor para terminar de
enloquecer los bioritmos que acudir a la cita de La Sartén
Littéraire! El apartamento de Julián y Lola fue de nuevo escenario
del encuentro, pero con Raúl presidiendo la velada, por ser él
quien había escogido la lectura: Putas asesinas, del escritor
chileno Roberto Bolaño. Igual esta novela requería una bajada a
los infiernos con nocturnidad al calor de la barra de un bar (o de
un burdel), pero ya va siendo tradición sartenera quedar al mediodía
para comer, y esta vez en un ático fantástico con una vista
privilegiada sobre la ciudad y el mar, tan cerca del cielo como los
aviones que veíamos pasar dirección El Prat. Así que puntualmente
sobre la hora retrasada, fueron llegando, entre coca-colas y vinitos
de aperitivo: Insonrible, Closeau, Samedimanche, Kira, Toronto y,
como invitada especial del anfitrión, Ala, desde Rusia con amor.
LittleEmily, B Powerful y Patti Smith excusaron su ausencia.
¡Aperitivos y entrantes!
No podían faltar las empanadas
chilenas...
… bueno, en realidad eran argentinas,
pero estaban bien ricas!
¡Hasta Paella!
Y no hay prueba fotográfica... pero:
¡COMIMOS POLLO!
Tres pollos reunimos, somos tan
domingueros...
¡Payo, te gusta muncho!
Otro clásico sartenero: el brazo de
gitano de postre.
Putas asesinas gustó por
mayoría. Esto significa que no a todos, ni por igual... El más
entusiasta fue Raúl, lógicamente, lo escogió él, y la menos,
Samedimanche, quien manifestó que el libro, hasta donde resisitió,
le había aburrido soberanamente. En la parte positiva, en general,
destacamos que su prosa es algo barroca pero muy bien escrita,
tocando la perfección de tan pulida (y usando una puntuación de
vértigo, párrafos sin apenas párrafos!), clavando el género del
cuento, un gran talento para recrear ambientes (sórdidos, cultos,
divertidos, surrealistas...), con diálogos que suenan muy naturales,
dejando cabos sueltos que resultan inquietantes y misteriosos, a la
par que altamente evocadores para el lector.
¡Concurso de Portadas!
Ganó la portada de la edición de
bolsillo de Anagrama...
porque era la única a concurso!
porque era la única a concurso!
(Si no tenemos en
cuenta la portada de un ejemplar fotocopiado...
que intentaremos olvidar...
que intentaremos olvidar...
y la misma portada pero en la versión e-reader,
¡qué moderna la sartén!)
¡qué moderna la sartén!)
Entre los cuentos preferidos de Putas asesinas,
Insonrible se decantó por los menos sórdidos, donde los
protagonistas (casi siempre con el omnipresente B) se entremezclan con
reflexiones y referencias a otros escritores y otros artistas. Pero
triufaron de todo tipo: El dentista (falsas pistas homo que llevan
a la fascinación por el campesino adolescente escritor), El
retorno (un parentesis para el sentido del humor... necrófilo!),
Buba (misterios sin resolver y más sentido del humor, esta vez
entorno al fútbol), Prefiguración de Lalo Cura (el
narco-porno tira) y Últimos atardeceres en la tierra (cabos
sueltos ardiendo en el infierno y poetas surrealistas que desaparecen
en lo que podría ser una historia muy lynch).
A Kira no le gustó como Bolaño aborda
la homosexualidad, presente a menudo en unos personajes que el
protagonista y el entorno no saben exactamente como tratar. Lo
cierto es que, homosexuales o no, compartimos bastante todos la
opinión de que Bolaño mira como por encima del hombro a sus
personajes, algo que puede resultar desagradable, comparable a
momentos puntuales en que roza la pedantería. Por cierto, no pudimos
resistirnos a chismorrear de como debió ser Bolaño, ese hombre de
rizos revueltos y gafas redondas que parecía algo distante,
entregado a la escritura y por tanto encerrado en su mundo, quizás
misántropo, con un cigarrillo o una copa entre las manos... si
algunos cuentos serían o no tan autobiográficos como parece, o
rumores poco fundados (¿habría catado varón?), sus mujeres, trabajos paralelos, dimes
y diretes del tipo patada en la espinilla y desaire de resaca con
los colegas Calvo y Vila-Matas. Bueno, qué más da, se dicen tantas
cosas. Sin ir más lejos, piensen que en este resumen eliminamos las
idas y venidas a otros temas de lo más variopintos: los mejores
momentos de los Simpson, hay qué ver con las traileras, el Ecce Homo
de Borja o qué fuerte Gandía Shore...
Con los cafés y otros digestivos
lisérgicos que circularon por la mesa, nos despedimos al bioritmo de
la chilena Javiera Mena hasta la próxima литературная
сковорода, o sea, la próxima Satén Littéraire, en ruso,
traducción por gentileza de Ala, a quien deseamos tenga mucho éxito
en el lanzamiento de su primera novela y que repita siempre que
quiera con esta comunidad de incansables elucubradores.
La lectura para diciembre la escogió Samedimanche, nada más ni nada menos que una Agatha Christie! Pero no una Agatha Christie cualquiera, si no quizás una de sus mejores novelas (¡estudios académicos lo corroboran!): El asesinato de Roger Ackroyd.
La lectura para diciembre la escogió Samedimanche, nada más ni nada menos que una Agatha Christie! Pero no una Agatha Christie cualquiera, si no quizás una de sus mejores novelas (¡estudios académicos lo corroboran!): El asesinato de Roger Ackroyd.
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