martes, 30 de octubre de 2012

Empanada bolañesa


Bolaño, Roberto
Putas asesinas
Barcelona: Anagrama, 2005. 
(Compactos Anagrama; 377). 225 p. ISBN 978-84-339-6808-1.

Domingo de cambio horario estacional y bajada repentina de temperaturas... Nada mejor para terminar de enloquecer los bioritmos que acudir a la cita de La Sartén Littéraire! El apartamento de Julián y Lola fue de nuevo escenario del encuentro, pero con Raúl presidiendo la velada, por ser él quien había escogido la lectura: Putas asesinas, del escritor chileno Roberto Bolaño. Igual esta novela requería una bajada a los infiernos con nocturnidad al calor de la barra de un bar (o de un burdel), pero ya va siendo tradición sartenera quedar al mediodía para comer, y esta vez en un ático fantástico con una vista privilegiada sobre la ciudad y el mar, tan cerca del cielo como los aviones que veíamos pasar dirección El Prat. Así que puntualmente sobre la hora retrasada, fueron llegando, entre coca-colas y vinitos de aperitivo: Insonrible, Closeau, Samedimanche, Kira, Toronto y, como invitada especial del anfitrión, Ala, desde Rusia con amor. LittleEmily, B Powerful y Patti Smith excusaron su ausencia.

¡Aperitivos y entrantes!
No podían faltar las empanadas chilenas...
… bueno, en realidad eran argentinas, pero estaban bien ricas!

¡Hasta Paella!
Y no hay prueba fotográfica... pero: ¡COMIMOS POLLO! 
Tres pollos reunimos, somos tan domingueros...


¡Payo, te gusta muncho!
Otro clásico sartenero: el brazo de gitano de postre.


Putas asesinas gustó por mayoría. Esto significa que no a todos, ni por igual... El más entusiasta fue Raúl, lógicamente, lo escogió él, y la menos, Samedimanche, quien manifestó que el libro, hasta donde resisitió, le había aburrido soberanamente. En la parte positiva, en general, destacamos que su prosa es algo barroca pero muy bien escrita, tocando la perfección de tan pulida (y usando una puntuación de vértigo, párrafos sin apenas párrafos!), clavando el género del cuento, un gran talento para recrear ambientes (sórdidos, cultos, divertidos, surrealistas...), con diálogos que suenan muy naturales, dejando cabos sueltos que resultan inquietantes y misteriosos, a la par que altamente evocadores para el lector.

¡Concurso de Portadas!
Ganó la portada de la edición de bolsillo de Anagrama...
porque era la única a concurso! 
(Si no tenemos en cuenta la portada de un ejemplar fotocopiado...
que intentaremos olvidar... 
y la misma portada pero en la versión e-reader,
¡qué moderna la sartén!)

Entre los cuentos preferidos de Putas asesinas, Insonrible se decantó por los menos sórdidos, donde los protagonistas (casi siempre con el omnipresente B) se entremezclan con reflexiones y referencias a otros escritores y otros artistas. Pero triufaron de todo tipo: El dentista (falsas pistas homo que llevan a la fascinación por el campesino adolescente escritor), El retorno (un parentesis para el sentido del humor... necrófilo!), Buba (misterios sin resolver y más sentido del humor, esta vez entorno al fútbol), Prefiguración de Lalo Cura (el narco-porno tira) y Últimos atardeceres en la tierra (cabos sueltos ardiendo en el infierno y poetas surrealistas que desaparecen en lo que podría ser una historia muy lynch).
A Kira no le gustó como Bolaño aborda la homosexualidad, presente a menudo en unos personajes que el protagonista y el entorno no saben exactamente como tratar. Lo cierto es que, homosexuales o no, compartimos bastante todos la opinión de que Bolaño mira como por encima del hombro a sus personajes, algo que puede resultar desagradable, comparable a momentos puntuales en que roza la pedantería. Por cierto, no pudimos resistirnos a chismorrear de como debió ser Bolaño, ese hombre de rizos revueltos y gafas redondas que parecía algo distante, entregado a la escritura y por tanto encerrado en su mundo, quizás misántropo, con un cigarrillo o una copa entre las manos... si algunos cuentos serían o no tan autobiográficos como parece, o rumores poco fundados (¿habría catado varón?), sus mujeres, trabajos paralelos, dimes y diretes del tipo patada en la espinilla y desaire de resaca con los colegas Calvo y Vila-Matas. Bueno, qué más da, se dicen tantas cosas. Sin ir más lejos, piensen que en este resumen eliminamos las idas y venidas a otros temas de lo más variopintos: los mejores momentos de los Simpson, hay qué ver con las traileras, el Ecce Homo de Borja o qué fuerte Gandía Shore...

Con los cafés y otros digestivos lisérgicos que circularon por la mesa, nos despedimos al bioritmo de la chilena Javiera Mena hasta la próxima литературная сковорода, o sea, la próxima Satén Littéraire, en ruso, traducción por gentileza de Ala, a quien deseamos tenga mucho éxito en el lanzamiento de su primera novela y que repita siempre que quiera con esta comunidad de incansables elucubradores.

La lectura para diciembre la escogió Samedimanche, nada más ni nada menos que una Agatha Christie! Pero no una Agatha Christie cualquiera, si no quizás una de sus mejores novelas (¡estudios académicos lo corroboran!): El asesinato de Roger Ackroyd.  

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